sábado, 6 de abril de 2013

-Abre los ojos y deja de sonreír.
>¿Qué que?
-Qué pares de hacerlo, estúpida, ¿Es que no te das cuenta?
>No te entiendo, no me marees.
-Si quieres te lo "explico".
>Adelante.
-¿Si abres los ojos lo ves?
>¿El que?
-Lo que te hace sonreír cuando los cierras.
>No sé a donde quieres llegar...
-A que te estás engañando.
>¿Ya empezamos?
-¿Crees que si estuviera ahí tendrías que cerrar los ojos e imaginar?
>No lo sé.
-Sí que lo sabes.
>Bueno puede que sí que lo sepa, pero fue tan fuerte que aún parece real...
-Pues no lo es.
>De acuerdo.
-Tienes que entenderlo, no puedes estar siempre en vigilia, te han dejado correr
y tú sigues dentro de la jaula, como si un aura te lo impidiera,
¿no ves a la gente corriendo delante de ti?, imposible que hallas cerrado
 los ojos tanto tiempo, ¡contéstame! y sobretodo contéstate tú.
>¡Para!, lo veo, ¡no hace falta!, están corriendo mientras yo me arrincono.
-Perfecto, lo necesitabas, y lo sabes..
>Sí.
-Piensa en lo que dijo Borges..
 >Tenía razón en eso de que nosotros nos perdemos como el río
 y los rostros se pasan como el agua.

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