Nostalgia abierta.

Si me deshago de los recelos, dejo de revisarme los zapatos,
por si he pisado a alguien, o han llegado a rozarme, si me 
descuido de cualquier cordura, y vacío el cajón, ese lleno de
dudas...si me paro a pensar y saco a la luz que eres el animal
más placentero, no me queda más remedio que caer a esa cruel
capacidad que es la de ansiarte más, aunque no quiera.

Encuentro rabia, desprecio y antipatía, habitan detrás de cada
enredo, y en el fondo todos nos damos cuenta de que ese odio
de lo que está repleto es de puro optimismo y esperanza.

Empieza la cuenta atrás......

Me desgasto como una piedra de río, en cada soneto, en cada sonido de mi boca, 

de la tuya, o de la de cualquiera. 

Estoy como si sé y a la vez no supiera, como recién llegada, como desconocida.

Me desgasto en el ahora, en el ayer, pero sobretodo en el mañana.

 

Lo mejor es quererse tanto que el amor 

de los demás no te quepa en el cajón,

así no duele.

       

       

   Mil canciones rozando los dedos, canciones como de raso y ginebra, el corazón y el cerebro no se compaginan.
El universo ahí fuera revienta en átomos de aire y odio, difíciles
de crear pero fáciles de destruir.
Corazón ensombrecido, palpitando y gritando.
Un decir forzoso y una fatiga inexpresable.
Hartos del tiempo, se tiran, ni siquiera caen.

          Tenemos justificaciones de sobra, junto con un puñado de cosas que nos retienen, pero somos
 muy blandos empiezan a contarnos historias, reímos y ale a bailar, se nos olvida todo por unos instantes.
Somos muchas cosas...somos tantas cosas....y tenemos tanto, tenemos el corazón duro y a la vez blando, tenemos curvas, cuevas, huecos, el lugar donde guardamos los sueños, tenemos miedos y también tenemos
muchas ganas, demasiadas.

Da gusto tener un día como este compartiendo

risas y cambiando de aires, y a la vez dándote cuenta

de que se esta acabando la gente cuerda pero poco a 

poco vas eligiendo mejor tus compañías, cambiando

lo que te pincha por lo que te anima.

Puede que las malas hierbas nunca mueran, pero se consumen.

     Mañana esta tan cerca que nos pisa los talones, parece que estamos tristes, 
pero realmente no es así, tenemos los dos pies sobre la tierra y seguirá de esta
forma, manteniendo el equilibrio aunque algunos se empeñen en que levantes
un pie del suelo para autoconvencerse de que tú puedes perderlo y ellos no.
Quiero dar pasos firmes hacía algo que realmente puede crecer, seguir caminando
hacía allí mientras tú embrujo se desvanece y tú te quedas como una vieja calle
de Madrid fea, sucia, soltera y gris.

       Se despereza de tanto en tanto, recorre el album de fotos,
de vez en cuando da un trago y sigue mirando, en su cara se delatan
los signos de tortura, llora tirado sobre la manta y gime como un delirio,
siente patadas en el centro del corazón, esos simples trozos de papel
le desafiaban, se adelantaban hacía sus entrañas. Necesitaba salir a la
calle, fue al espejo de la entrada y decidió quedarse en casa,
su fachada daba escalofríos y la gente desviaría los ojos de él por
pura compasión. Volvió hacía la habitación y se quedó mirando
en la ventana, pero ya no tenía ningún interés, él, que siempre
quería verlo todo, saber todo, sentir todo, que se negaba a morir
sin conocer el conjunto que le rodeaba hasta por dentro, de eso
ya no quedaba nada, eso desapareció cuando estaba tan borracho
que sangraba whiskey y lloraba vino, la noche se le echó encima
como si se lo fuera a tragar, su cerebro desconectó se quedó junto
a lo fugaz, junto a lo que ya no existe cuando se piensa, junto a lo
que si se nombra se destruye, junto con sus estribos de aire amargo
para escarcharle la vida, la ciudad descansaba ensombrecida, los
cines nunca más volverían a proyectar sueños, proyectarán
su camino de pasos coronados de polvo, mientras el se queda
dormido con el poema más cruel de la habitación.

Todo el rato aullando.

No tiene porque existir el tiempo, ni una línea continúa
que tenemos que seguir, la rectitud no tiene porque permanecer.
Torcernos, retorcernos, desviarnos y gozar de ello, disfrutar de
alterar el orden lógico de las cosas, la reconstrucción a partir de
la destrucción, nuestra naturaleza.

El ambiente es soso y frío, rodeado de blanco, de eco y silencio, pienso cada palabra que digo, aparecen como palabras escritas en mi cabeza y aunque no quiero no puedo evitar ignorar al resto y mentalmente me burlo y me asqueo de ellos poniendo buen gesto, intento que no se dirijan a mi, los miro desde arriba, o eso....o empezaré a cobrar por musa.

Sólo tu has reforzado mi frenesí 

casi apagado en el largo invierno,

me has regalado toda tu ternura y 

calidez. Lo siento por mi confusión

 inquietante pero que sepas que no 

menos dulce,tanto como la miel, 

de esa que viene empaquetada 

en un tarrito de cristal con un pañito 

de cuadros y una goma marrón.

-Erase un hombre a una nariz pegado...

Erase un reloj de sol mal encarado,
erase una alquitara pensativa,
erase un elefante boca arriba,
era Ovidio Nasón más narizado.

Tú.

A veces me empeño tanto en estar encandilada

y no ver lo que en realidad me sonríe, que suelo

ahogarme en un vaso de agua, hasta llegar al punto

de no disfrutar lo que cada amanecer me brinda, en

vez de acordarme de cada uno de esos presentes que

me pueden sacar muchísimas sonrisas, hoy realmente

no he parado ni un segundo de darte las gracias, con 

muy poco me has hecho sentir muy bien.

Lundi printanier.

Los lunes a las 7.30 se añora demasiado tu beso de buenos días de los domingos.

Temporada otoño-invierno en las cabezas.

Los buzones cada amanecer estaban más desiertos y los carteros más mohínos,
la temporada de otoño-invierno llenaba las cabezas y la gente se pasaba el
día con las manos en las bocas, los ojos abiertos y con miedo a la oscuridad.
Las miradas reflejaban lo que pensaban que ojalá el día estuviera bañado por
un sol dorado y sus oficios fuesen sólo tumbarse a leer en un campo de girasoles.
Que sí que vale, que a todos les gustaba ponerse chaquetas de lana y notar que
estaban blanditas, y también las hojas secas y las bufandas, y a todos les jode que
les queden mal algunos gorros, pero cambiarían eso por un rayo de sol al igual que
yo.
El paso de los días va a mejor y les va provocando a los habitantes de aquella
aldea italiana un efecto dominó en sentido inverso, algo que hace que las fichas
que están tumbadas decidan levantarse, del letargo, se estremecían las bocas
y se les caían para atrás los hombros, por no hablar de que tenían los
músculos engarrotados de mil maneras y las manos les centelleaban del mismo
modo que las palabras.

Printemps.

Día apetecible, gracias sol.

Día 28

        Aun no eran las doce, esas cuatro paredes te hacen sentir encerrado
¿Cuánto puedes tardar en recorrer la sala entera? ¿quince, veinte segundos?
Pues eso dedicas demasiado tiempo en un sitio el cual recorres en un puñado
de tiempo débil. En estos momentos el poder le hecha un pulso descarado
a la ética y la cívica pero lo más correcto para liberar ese sentimiento y ganar
el pulso es mirar por la ventana e imaginar, solo observando a través de un
cristal ya te sientes más liberado, ves el sol, los reflejos en los cristales y la
fachada de el edificio de aspecto modernista y te das cuenta de lo simple
que eres ¿Cómo puede cambiar nuestro pensamiento con el tonto hecho de
mirar a un lado u a otro? Tan complejos "somos" o creen que "somos", eso
no es una teoría verdadera si no que se desquebraja con un simple hecho
individual y realizado en cortos segundos sin que tu alrededor se de cuenta
de absolutamente nada de lo que estas pensando, ellos te dirigen la palabra,
los miras y usando la más mínima parte de tu cerebro asientes y atiendes a sus
necedades y debilidades de ser humano.
-Solo una persona se da cuenta de esto, de que realmente la gran parte de tu
mente no esta aquí y se dirige hacia ti con aires de superioridad e hipocresía
y con la total convicción en su pensamiento y en sus ojos de que eres retorcida,
soltando una obviedad como esta: ¿No crees que el infierno está lleno de buenas
intenciones?

Meses inconscientes.

Me fui cayendo...., me veía caer y a veces caía tan rápido 
como el agua que escurre un día de lluvia por mi ventana.
A veces también volaba, aunque mi vuelo era caerme 
violentamente contra la nada.
Todo se retorcía a mi alrededor buscando giros imposibles,
buscando palabras certeras que me acercaran a lo que yo iba
buscando, lo complicado es que no sabía QUE.
El mal tiempo retiene al personal en casa, creando rajas por las
que sangra la felicidad y se escapa.
No quiero tener más obligación que las de ver, oír, contar...
Este invierno ha sido frío aunque digais que no y la gente rara
yo incluida, no lo he hecho bien, no sirvo para dar explicaciones
ni siquiera tengo idea de dármelas a mi misma, me agobio y
empiezo a desvariar, lo siento pero no soy famosa ni por mis
iniciativas ni por acabar las cosas, ultimamente todo lo dejo 
correr.

Quiero volver.

  Quiero volver a lo de antes, volver a ser yo, alegre,
tonta, feliz por casi todo, estar dispuesta siempre
a lo que sea, sobretodo a no parar de pisar la calle,
de reir, de coger todo con fuerza, de tener ganas de
TODO a TODAS horas.
Acciones tan cotidianas que parece que nunca echaremos
de menos porque siempre van a estar ahí.
Ahora tengo que empezar esto casi desde el principio
-¿Cómo subir de abajo a arriba?
Pues bien, esto es cosa mía a partir de ahora, será solo
mío y mis escaleras las subiré yo sola y dentro de muy poco
podré volver a oír esa sonrisa completamente sincera
y ver esa cara de gilipollas en el espejo, gilipollas pero feliz, del todo.

Pesadillas.

Se levantó sobresaltada, abrió los ojos y se encontró
cara a cara con un felino de ojos rasgados,
se despertó con esa sensación en la boca como
si no hubiera bebido en días.
Ya había vivido eso antes, sabe que va a pasar antes
de que pase. Se asomó a la ventana, parecía a punto de
caerse a pedazos, sentía ese miedo, un miedo que te llena
las venas de alambres y te deja inmóvil. 
Corrió hacia la habitación del extranjero, estaba dormido
con una música de fondo, la típica música que escuchamos
cuando se apagan las luces. Con cuidado se recostó sobre 
un lado de su cama, comprobó el número de latidos en ese
momento, tuvo que parar porque le salían
millones y millones por segundo esa madrugada,
cerró los ojos e ignoró su alrededor.