viernes, 19 de noviembre de 2010


Jugaba con los ojos cerrados, me dí cuenta en las sombras,
pero aún así paso de aceptarlo,
demasiados pensamientos me ensucian la carne, 
carencia de una criatura que exhale mi pestilencia de mordiscos de sangre,
de piernas marchitas, de huesos agrietados, y de heridas emponzoñadas,
ya me dirigía a mi razón, pasé por la puerta de La cibelina uno de los bares 
que hay en Getafe, no ví excesiva afluencia, una chica comía pastas 
con mermelada de fresa, bebía café y reía a carcajadas observando
la "hucha" del camarero que se agachó a recoger unos vidrios rotos,
me encontraba aturdida, esa sensación de estar y no estar con Morfeo
ahí fue cuando regresó ese sentimiento de que amo
como los perros en las esquinas y de que prefiero las puertas cerradas.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Sed.

Apoyada en la ventana, con ella abierta mientras el aire me da en la nuca,
mastico veneno, mi cara, maquillada como una zorra de alto standing
en paraísos artificiales, los dientes apretados, chirriantes de la fuerza
que antes era mecánica, la brisa cubriendo también mi espalda,
hundiendome las costillas, golpes pélvicos, venas con humo y palabras,
al  parecer tengo las armas suficientes para desgarrarme la cutícula
y dejar marcas, para que el desprecio me invada la sangre, el aire seguía
recorriendo hasta el último pliegue hambriento de mi cuerpo, mi nariz
respiraba ese olor a apetito, era un día de domingo de esos, de los más
tristes del año, me incorporé un poco soltando un quejido, solo de esa
manera mis piernas alcanzan la apariencia perfecta y seguí concibiendo
aquellas poluciones nocturnas tuyas hasta que me quedé dormida.