Si me deshago de los recelos, dejo de revisarme los zapatos,
por si he pisado a alguien, o han llegado a rozarme, si me
descuido de cualquier cordura, y vacío el cajón, ese lleno de
dudas...si me paro a pensar y saco a la luz que eres el animal
más placentero, no me queda más remedio que caer a esa cruel
capacidad que es la de ansiarte más, aunque no quiera.
Encuentro rabia, desprecio y antipatía, habitan detrás de cada
enredo, y en el fondo todos nos damos cuenta de que ese odio
de lo que está repleto es de puro optimismo y esperanza.