martes, 3 de enero de 2012

Pesadillas.

Se levantó sobresaltada, abrió los ojos y se encontró
cara a cara con un felino de ojos rasgados,
se despertó con esa sensación en la boca como
si no hubiera bebido en días.
Ya había vivido eso antes, sabe que va a pasar antes
de que pase. Se asomó a la ventana, parecía a punto de
caerse a pedazos, sentía ese miedo, un miedo que te llena
las venas de alambres y te deja inmóvil. 
Corrió hacia la habitación del extranjero, estaba dormido
con una música de fondo, la típica música que escuchamos
cuando se apagan las luces. Con cuidado se recostó sobre 
un lado de su cama, comprobó el número de latidos en ese
momento, tuvo que parar porque le salían
millones y millones por segundo esa madrugada,
cerró los ojos e ignoró su alrededor.