domingo, 20 de marzo de 2011

Parafernalia.

Los mimos desgastados de ayer tomaran fuerza para ser los jugosos de hoy.
Son las 12 de la noche y ya dudo sobre todo lo de mañana,
dudo hasta de el color de mi ropa interior, hay quien dice
que te marca el día, y aquí comienzala iniciación a perderme,
comienza la semana insustancial, desidiosa y sombría
como el invierno en Castilla, sin consciencia del tiempo hasta que
ves que ha pasado. Voy y vuelvo y me pierdo en mí, solo veía borrones
por todas partes como si todo fuera un complot del mundo contra mi cara,
el silencio de la noche llega a pesarte en el pecho, ese vacío con el sabor
y olor del aluminio.Al otro lado de mi puerta hay una presencia sorda, y yo
busco la casualidad de mi vida ,la más grande. Aquella mañana me desperté
con hambre de recuerdos; aquellas...las unicas manos frías que se
aclimatan a mi piel, el guión nunca está escrito, pero debes de ser
calculadora para cambiarlo y yo no puedo serlo, ahora mismo tan solo
pueden gustarme los días de lluvía para poder escribir en el vaho que
sale en la ventana, sin embargo tú... me agradas antes y después de
la lluvia, aunque me mantenga callada.
Prendes la llama y tirita la tierra desde mis entrañas.
-Quiero saber los 24 comentarios que suelta esa boquita.

sábado, 12 de marzo de 2011

Marzo....

Reconozco el viejo dolor en el reflejo medio oscuro
del agua de los charcos del callejón ,mis ojos que no
ven utilidad en este mundo y olvidan el sol, el viento
y el átomo, podeis llamarme la dama del vestido azul,
la señorita que ondea entre mis motas y tus botas.
Anoche, una de esas noches en las que el sueño muere
revuelto en un pulso fluido, devolviendome la calidez y
convirtiendo en cenizas todo lo anterior con
el arte de los elegidos. Tumbada sobre un miedo antiguo
pero con diferente olor, recorriendo con los dedos
vértebra tras vértebra, me encanta tu columna,
dos cuerpos pegados en las sábanas, asomando justo
el trozo de espalda que sabes que me gusta, cómplices
del viento. Yo no tomaba drogas, me acostaba
con ellas e incluso a veces las guardaba en mi cajón
de sastre,y ahora me gusta que me asfixies con tu aliento
debajo del agua y tener que subir a la superficie a respirar,
besarte y notar una sensación adormecida en la lengua,
sumergidos en la música que tus labios
le brindaban a mis oídos en esa coreografía
perfecta y vuelvo a respirarte.